Alange



En los meses primaverales en los que visitamos cada año Extremadura, es indispensable salir a pasear con la mochila y la cámara a cuestas. Siempre salimos con todo el calorín encima, pero es nuestro momento de explorar y encontrar cosas bonitas a nuestro paso, al igual que ciertas situaciones, lugares ajados por el tiempo (que tanto me gusta inmortalizar) y, como siempre, a la caza del mejor campo de amapolas que veamos durante nuestro camino, que suelen ser muchos, pero hay que decidirse por uno.
Además, este año las cigüeñas nos ofrecieron sus mejores conciertos. Esperando pacientemente, pudímos captar el crotoreo tan característico que hacen al chocar sus picos. Era gracioso, cuando apagaba la cámara y nos marchábamos, ahí que se liaban a crotorear. Volvíamos a encender la cámara y nada. Hasta que de pronto parece que dejaron la timidez a un lado y nos regalaron muchos momentos "crotoreadores" (vaya gusto le estoy pillando a la palabra).
También- haciendo uso de la postura cuclillas tan mortificadora- contemplamos un buen montón de vaivenes de insectos, peleas audaces y esas cosas que suelen hacer los bichos, que para verlo hay que estar en plan macrodigital, pero merece la pena.



















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